El ego en las artes marciales

En varios artículos de nuestro blog, hemos subrayado la importancia que tienen la filosofía y el estilo de vida en las artes marciales. Creemos que el peor enemigo que te puedes encontrar en las artes marciales es el ego. Éste no permitirá ningún progreso en el aprendizaje de tu disciplina, te puede dirigir a tener malos hábitos, hacer que tu rendimiento sea pobre y que tengas una actitud negativa ante la vida.

Se asegura que la práctica marcial permite un desarrollo global del individuo, no sólo físico, sino también mental, para lograr el equilibrio.

na de los beneficios que se “venden” en el mundo de las Artes Marciales Tradicionales es que con la práctica de las mismas se obtendrán una serie de valores que se verán reflejados en el comportamiento del practicante fuera del Kwoon. Respeto, educación, honor, modestia, autoestima, integridad, disciplina, espíritu de sacrificio, compañerismo, tolerancia, humildad… son algunos de los mismos.

Cuando los artistas marciales consiguen el cinturón negro, es que han llegado a un alto nivel en la disciplina que practican; son expertos en la técnicas y movimientos de su arte marcial. Esto no significa que sepan ya todo o que no tengan nada más que aprender de otros artistas marciales: como competidores, maestros e incluso alumnos.

Parece que después de conseguir el cinturón negro, las primeras lecciones de golpes y caídas son solo un recuerdo. Debes tener presente todo el camino que has realizado, todavía no has llegado a tu final. Nunca dejes de aprender, nunca llegamos lo suficientemente lejos.

En el momento en que entrenas, debes dejar el ego a un lado. La humildad es parte de la filosofía de cualquier arte marcial, independientemente del lugar donde se practique. En efecto, una de las cosas más importantes y que nunca debes de hacer, es utilizar el conocimiento de las artes marciales para creerte superior a alguien.

El Kung Fu el kárate y el jiu jitsu brasileño, por mencionar algunas, se basan en la humildad y el respeto tanto a los entrenadores, instructores y cualquier otra persona. Sólo porque seas un experto o sepas cómo golpear, no significa que automáticamente eres mejor persona que otra que sabe menos.  No debes dejar que tu ego dicte como usar tus habilidades en las artes marciales.

Existen una serie de problemas que sobrevuelan a las artes marciales. ¿Te apetece hacer un repaso de algunos de esos problemas?

1.El ego de los Maestros

Sí, sí. Y espero que nadie se lo tome a mal. Pero muchas veces los conflictos dentro de las artes marciales tienen un origen concreto: el ego de los maestros. Las críticas de practicantes de un sistema hacia otro, por ejemplo, casi nunca se basan realmente en principios físicos, técnicos o estratégicos, sino en la prepotencia de considerarse superiores a los demás. ¡Y es una pena! Todos tenemos cosas que aprender, y de todo el mundo se aprende. Pero para eso, para aprender de todos, hay que bajarse del pedestal, quitarse el traje de maestro, y ponerse el cinturón blanco de alumno. Y eso, amigo mío, es muy difícil para algunos. Especialmente si tu traje y tu pedestal son lo único que tienes. La humildad debe ser uno de los motores de las artes marciales, porque nos permite ser conscientes de nuestros defectos para poder corregirlos.

2. Los objetivos de las organizaciones

Ya sé que este tema está muy manido, pero ¿son necesarias las asociaciones y federaciones? . ¿Cumplen verdaderamente su cometido? Eso… ya es otra cuestión. La regulación en las artes marciales, hoy en día, es conveniente. Vivimos en un mundo administrativo en el que las formas, los certificados, los documentos identificativos y las acreditaciones son el pan de cada día. Y son necesarias entidades que permitan a los artistas marciales convivir con esta burocracia. ¿Cuál es el problema entonces con las organizaciones marciales? ¡Que confunden claramente sus objetivos! Las asociaciones y federaciones deberían trabajar para ayudar sus afiliados, pero en realidad lo que hacen es servirse del trabajo de éstos en beneficio de la propia organización. ¡Es el mundo al revés! Eso sin mencionar que, en ocasiones, el esfuerzo en el tatami se sustituye por la habilidad en los despachos. Y este es, seguramente, uno de los mayores lunares de las organizaciones marciales.

3. El misticismo y la estafa

Estafa es una palabra muy dura. Lo sé perfectamente. La he escogido a propósito. En esto, me voy a permitir ser bastante inflexible. Aprovechando el misticismo que ha rodeado siempre a la cultura oriental y a las artes marciales en particular, cada vez proliferan más los estafadores. Esos gurús que dominan las energías, que conocen las técnicas secretas, que realizan proezas inimaginables con el poder de su mente o con un leve gesto de sus manos. ¡Todo mentira! Es una imagen de las artes marciales que les hace mucho daño. Los artistas marciales serios, los de verdad, los que saben que el trabajo, el sudor y el esfuerzo son el único camino, no podemos permitir esto (¿ves como las organizaciones sí son necesarias?). Quizás haya una tendencia natural a que estos estafadores terminen por desaparecer pero, de momento, son un problema que perjudica a las artes marciales.

Estos  problemas que no son todos y que están identificados, todos los conocemos, pero… ¿cómo podemos solucionarlos? No lo sé, y no parece tarea fácil. Lo que sí sé es cómo trato de encararlos yo, y seguramente este planteamiento sirva también para los demás. Creo que en estos momentos la solución está en ser íntegro. En que cada maestro, cada practicante, sea honesto consigo mismo y dedique sus esfuerzos a la práctica, de la manera que él la entienda y en el contexto en el que se encuentre más cómodo, respetando a los demás y trabajando para crecer como artista marcial. Así (con sus defectos, que todos los tenemos) podrá de alguna manera convertirse en modelo, en referencia para otros. Y esperemos que cunda el ejemplo

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